La inquietante experiencia sensorial introspectiva
En la clase del 20 de mayo, me tapé los ojos con mi cuello de lana y hice este monigote raro bajo las ordenes del parlante.
En el momento en que comenzamos a revisar las croqueras de todos, me doy cuenta que mi croquera brilla entre las demás por su alborotes, me da un poco de vergüenza, la verdad. En un momento de inquietud y falta de ordenes hice lineas, círculos, ojos y espirales, no sabia como llevar al papel la sobrecarga de palabras que soltaba la mujer del audio así que rayé y rayé sin saber que era lo que tenía que hacer (no levantar los carboncillos del papel). Creo que fue un ejercicio interesante pero difícil, mis manos se quedaban atrás, lo quiero hacer de nuevo en un lugar mas cómodo.
Me gustó mucho dibujar en base a lo que tocaba en el momento. De hecho, mientras tocaba la botella, se me vino a la cabeza la idea de hacer esto mismo, pero esta vez no con una botella si no que con una persona. Sería una actividad interesante, muy intima y hasta sensual entre la que dibuja y la que es dibujada. Ya hasta sentía esa tensión con la botella misma.
Este mono feo fue el primero que hice en un intento fallido de seguir el audio, lo encuentro chistoso.
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